La 'pelea' socialista
Los socialistas de Jaén se han tomado al pie de la letra el lema del candidato Alfredo Pérez Rubalcaba: “Pelea por lo que quieres”. Las puñaladas internas y la agresividad escenificada por el partido en las últimas semanas es algo que no tiene precedentes, al menos en la última década. Y todo en vísperas de unas elecciones donde todas las encuestas vaticinan una debacle.
Es cierto que la agrupación de la capital, de donde ha surgido la enésima crisis en el PSOE jiennense, siempre ha sido una jaula de grillos difícil de gestionar. Pero no es menos cierto que nunca hasta ahora una disensión de ámbito local tenía tanta relación con la guerra de guerrillas que se libra en el PSOE andaluz.
El enfrentamiento entre el aparato provincial y el Gobierno andaluz por la demora en el nombramiento del sustituto de Felipe López al frente de la Delegación del Gobierno no ha sido algo que surgiera de la noche a la mañana. Conviene enmarcar este episodio dentro de la batalla abierta a finales de julio, cuando 30 miembros de la ejecutiva local presentaron su dimisión para forzar la salida de la secretaria, Carmen Peñalver. Los estatutos del partido dejan claro que cuando más de la mitad de la ejecutiva dimite se tiene que nombrar una gestora. Y esa era la intención de los dimisionarios, que ya entonces coqueteaban con la ejecutiva provincial liderada por Francisco Reyes.
Pero nadie contaba con que la maniobra la iba a frenar en seco José Antonio Griñán, que ordenó parar cualquier movimiento interno esgrimiendo la apertura del periodo electoral. Es decir, había que esperar a después del 20-N. La decisión no gustó ni a los críticos de Peñalver ni a la dirección provincial socialista, que tuvo que ver como hasta en dos ocasiones Carmen Peñalver se saltaba su mandato y convocaba asamblea de militantes. Teóricamente, las fuerzas estaban desniveladas: todo un aparato provincial frente a una secretaria local muy debilitada. Pero no era así. Desde muy pronto, en la calle Hurtado se empezó a ver una mano negra en la persona de Mar Moreno, sobre todo desde que ésta se convirtiera en el principal aval de Peñalver.
A Moreno se le acusa de haber frenado en Sevilla la propuesta de delegado del Gobierno realizada por la dirección provincial –a la sazón, Marcelino Sánchez, exalcalde de Úbeda-, algo inédito si se tiene en cuenta que siempre prevalece la voz del partido aunque oficialmente sea la Junta quien formalice su nombramiento. Quedaba claro entonces que, más allá de una batalla de índole local, emergía con toda la fuerza el pulso entre Griñán y Zarrías, hombre fuerte del partido en la sombra. Parece como si el primero no hubiera olvidado (ni perdonado) que Zarrías se quedara como presidente provincial del partido contraviniendo la renovación que había propugnado la dirección regional.
El resultado de esta guerra sin cuartel son las graves acusaciones que los dos bandos se han cruzado, aunque haya sido (faltaría más) sin dar la cara públicamente. Los afines a la secretaria local, Carmen Peñalver, acusan a Zarrías de orquestar, una vez más, una operación de derribo contra los responsables de la agrupación que él mismo apadrinó en su día (curioso ver en la caseta de la feria a varios desterrados por Zarrías solidarios con la anfitriona); y los críticos con Peñalver y la dirección provincial lanzan dardos envenenados al asegurar que desde la agrupación municipal y el grupo municipal en el Ayuntamiento se trabaja para que la derrota electoral el 20-N sea estrepitosa, porque así podrían entonar el famoso “y tú más” a la hora de analizar las responsabilidades ante la presumible derrota en las urnas. “Hay gente que piensa que mientras peores sean los resultados electorales, mejor para ellos”, llegó a decir un destacado dirigente de la cúpula provincial.
Por eso se equivocan quienes piensen que el nombramiento de la nueva delegada del Gobierno (una persona del agrado de las dos partes) va a traer la paz a la familia socialista. Las espadas están preparadas para desenfundarlas el 21-N. Si Rubalcaba lo llega a saber seguro que cambia su lema electoral.