Griñán y el dedo en el ojo de Zarrías
El PSOE de Jaén ha salido escaldado del congreso regional celebrado en Almería, y queda a partir de ahora como una isla (la principal) del sector crítico en el mapa del socialismo andaluz. El secretario general del PSOE-A, José Antonio Griñán, se ha servido fría la venganza hacia quienes, en su día, se señalaron como los principales aliados de Alfredo Pérez Rubalcaba más debajo de Despeñaperros.
Con todo, no deja de ser curioso el doble lenguaje de Griñán para justificar la exclusión de la dirección regional de la agrupación provincial que más réditos electorales ha dado al partido. “Si no me han votado, por qué van a estar en mi ejecutiva”, vino a decir un contrariado Griñán poco después de padecer en sus carnes un 30% de voto crítico a su candidatura. Y digo curioso porque el propio Griñán sabe que él fue aupado a la presidencia del PSOE federal por Rubalcaba pese a que no le votó y se decantó abiertamente por Carme Chacón.
A Griñán no solo le ha faltado la generosidad que hubiera sido necesaria para buscar una mayor integración en el partido, sino que ha dejado al descubierto sus intenciones de aniquilar cualquier movimiento crítico. Y, sobre todo, ha dejado claro que tiene pesadillas con el PSOE de Jaén dirigido por Francisco Reyes y presidido por Gaspar Zarrías. Con la inclusión de Cristóbal López Carvajal y Ángel Menéndez en la ejecutiva regional, Griñán le mete directamente el dedo en el ojo a Zarrías, al que en su día invitó a abandonar la secretaría provincial del PSOE jiennense sin disimular su enojo cuando supo que se había quedado en la presidencia.
Con López Carvajal, uno de los principales referentes del guerrismo en la década de los noventa, Griñán ha querido agitar al PSOE jiennense. Fue Zarrías el que acabó, en el congreso de enero de 1994, con 11 años de carvajalismo en el PSOE jiennense, y ahora Griñán (que en un primer momento barajó el nombre de otro guerrista, como Leocadio Marín) recupera a Carvajal para dar un portazo a Zarrías que, por otra parte, también mostró su generosidad manteniéndole en el Senado durante su última etapa. La elección de Carvajal provocó una tensa discusión en la última ejecutiva provincial, pues mientras una representante del sector griñanista (concejala de la capital para más señas) defendió su nombramiento en agradecimiento a las críticas que aquel había lanzado en las asambleas locales contra la dirección provincial, el aparato provincial acusó a Carvajal de su nula implicación en la campaña electoral. El propio Francisco Reyes recordaba en conferencia de prensa que incluso llegó a decir que no votaría a Griñán.
Tampoco ha sido casual el nombramiento de Ángel Menéndez como vocal de Empleo de la nueva ejecutiva regional. El que fuera alcalde socialista de Andújar fue despedido hace un par de meses de su puesto de gerente de Soproarga, la sociedad de artes gráficas de la Diputación, achacándole una mala gestión económica. Pero, sobre todo, Menéndez se ha mostrado en los últimos meses como la voz más crítica hacia la secretaria general de su agrupación, Micaela Navarro, otra víctima propiciatoria de Griñán cuando la apartó del Gobierno andaluz a pesar de que era la consejera mejor valorada por todas las encuestas y cuando había hecho gala durante la campaña de ser la bandera de las políticas de igualdad.
Francisco Reyes ya ha dicho que tanto López Carvajal como Menéndez no representan a “la gran mayoría” del PSOE jiennense. Pero su nombramiento evidencia la intención de Griñán de acabar con el contestatario PSOE de Jaén. De momento, en el congreso provincial no lo va a lograr porque no habrá lista alternativa a la oficialista de Francisco Reyes. Otra cosa será el congreso de la agrupación de la capital, donde habrá batalla entre Manuel Fernández y un candidato griñanista movido por Mar Moreno (Martínez Plaza), a quien la dirección provincial acusa de haber orquestado “con mala intención” la supuesta rebeldía del PSOE jiennense hacia el presidente de la Junta.
Pero Griñán seguirá metiendo el dedo en el ojo a Zarrías con la elección de delegados provinciales de la Junta, donde parece claro que no habrá nadie afín a la sede provincial de la calle Hurtado y sí partidarios del sector griñanista de la provincia (los críticos en Jaén) que se limitan a la capital jiennense, Vilches y poco más. Lo que ocurre es que, al contrario de lo sucedido en el episodio de Mouriño y Tito Vilanova, aquí no habrá indulto posible. Los ciudadanos castigarán la división interna en las próximas citas electorales. Al tiempo.