El “poderío” de Susana
Nunca un dirigente político ha sido capaz de concentrar tanto poder en tan poco tiempo. Susana Díaz ha pasado en apenas unos meses de ser una promesa del banquillo socialista a convertirse, por designación directa de José Antonio Griñán, en la primera mujer en presidir la Junta de Andalucía y, desde el congreso regional celebrado en Granada el último fin de semana, en la secretaria general del PSOE andaluz. Y más aún: viendo el respaldo recibido de todos los barones socialistas y de todas las corrientes del partido está claro que Susana Díaz es ya un referente imprescindible para protagonizar la “ola de cambio” que ella misma propugna dentro del PSOE, por mucho que haya dicho que su compromiso está en Andalucía.
No es extraño, por tanto, que Alfredo Pérez Rubalcaba destacara de Susana Díaz su “poderío”, algo que, seguramente, echará de menos el todavía líder del PSOE nacional, que sigue sin desvelar si optará a las primarias para designar al próximo candidato del partido. A Rubalcaba le llegaron, por cierto, mensajes para clarificar su futuro. “Los de mi quinta no podemos ser un tapón”, dijo en el congreso José Antonio Griñán, que negó que se refiriera a Rubalcaba. 67 años tiene Griñán y cinco menos Rubalcaba. Que cada uno saque sus conclusiones.
Con todo, el inmenso poder orgánico que ha acumulado Susana Díaz tiene aún por delante la reválida de convertirlo en poder social. De entrada, la mayor legitimación posible para la presidenta andaluza no es otra que someterse a las urnas. Y, además, no lo tendrá fácil para cumplir con las inmensas expectativas que se han abierto con su llegada a la presidencia de la Junta. Tanto es así que hasta el PP ha precipitado la elección de su candidato o candidata ante la preocupación de que el “efecto Susana” dé un vuelco a las encuestas electorales. También cunde el nerviosismo dentro de IU, donde ya se sabe que la consigna de Díaz es recuperar la mayoría absoluta en las próximas Autonómicas para prescindir de cualquier compañero de viaje.
Y ya en clave de Jaén parece evidente que la líder del PSOE andaluz ha sido inteligente para restaurar la paz interna con el PSOE jiennense, sin duda una de las principales agrupaciones y graneros de voto en cada cita electoral. El divorcio quedó de manifiesto en el anterior congreso regional de Almería, donde los socialistas de Jaén salieron con la etiqueta de referente de los críticos por su falta de sintonía con Griñán. La designación ahora como presidenta del partido de Micaela Navarro-tras su todavía no explicada salida del Gobierno andaluz siendo la consejera más valorada en las encuestas- sirve para sellar la paz interna entre el PSOE andaluz y el de Jaén, que estaban condenados a entenderse. El secretario provincial, Francisco Reyes, ha logrado colocar a dos personas de su confianza en puestos claves del partido –Micaela Navarro- y de la Junta –Elena Víboras.
Además, la designación como vocales de la nueva dirección andaluza de Manuel Fernández Palomino, líder del PSOE de la capital, y Dolores Marín, teniente de alcalde de Baeza, son movimientos pensados para reforzar el peso de ambos en las futuras elecciones municipales, ya veremos si como candidatos.