Pensar no cuesta nada, todavía
Hace unas pocas horas que terminó 2013. Impar y negro. Decimos adiós a 365 días que nos han dejado más sombras que luces en Jaén. Un año que empezaba con una raquítica cosecha de aceituna que apenas superaba las 140.000 toneladas de aceite, lo que, en esta provincia, es poco menos que una ruina en todos los sentidos, que terminaba con más del 40% de paro y recogiendo una cosecha de aceituna que podría marcar un nuevo récord de 700.000 toneladas si se cumplen las previsiones.
Pero al margen de las cifras económicas. 2013 fue el año que entró en prisión el jienense de Albanchez de Mágina Juan Lanzas, presunto cabecilla del caso de los EREs en Andalucía, y también el año en que JL Bárcenas fue a dar con sus huesos al hotelito público de Soto de Real por su implicación en la presunta financiación ilegal del PP. Y cito estos dos casos quizás por ser los más mediáticos de una larga lista de corruptelas que igual ocupan al sistema judicial que a la Casa Real, pasando por partidos políticos, sindicatos y organizaciones empresariales, aunque la lista de casos sería interminable.
Sin embargo, para este 2014 me he propuesto no perder más que esas catorce líneas anteriores en hablar de los pasados doce meses, ni hacerles perder el tiempo a ustedes en mirar el sucio ombligo de este país en el que parece que la máxima reinante es aquella de ‘tonto el último en METER la mano’.
Para el calendario de este 2014 que hoy inauguramos prefiero pensar que va a ser un año en el que van a subir las pensiones por encima de lo que suba el coste de la vida; que los bancos van a cerrar el capítulos de los desahucios y que las familias van a poder seguir pagando sus hipotecas porque algunos de sus miembros tendrán trabajo.
Quiero pensar que en estos próximos 365 días empresarios y sindicatos –una vez terminado el maná de las subvenciones públicas- van a ponerse el mono de trabajo y van a dedicarse a lo que deben: crear empleo y riqueza los unos y, defender a los trabajadores los otros.
Quiero pensar que los jóvenes jienenses van a contar con el apoyo público necesario para tener una plaza universitaria en la que poder formarse y no van a tener que coger el tren de la emigración que utilizaron sus padres y abuelos. Que la mujer que desee abortar pueda hacerlo en un hospital público con garantías para su salud y sin tener que regresar al ‘charter’ de Londres que hace años tomaron sus madres y abuelas. Que los enfermos que lleguen a un hospital público no tengan que llevar las toallas y el jabón para asearse, como ocurre ya en algunas zonas de este país. Que la Ley de la Dependencia va a seguir permitiendo que aquellos que mas lo necesitan tengan una existencia medianamente digna.
Quiero pensar que los que entienden y manejan esto del aceite de esta provincia se dediquen de una puñetera vez a defender los intereses de los olivareros y no los suyos propios. Que se unan y paren la sangría que en términos de renta está causando esta lonja mal llamada ‘libre mercado’ en la que unos que unos pocos engordan sus cuentas a costa de muchos.
En fin, quiero pensar que los recortes y retrocesos del estado del Bienestar, de la tolerancia, de la libertad… no son más que un mal sueño que 2014 se va a llevar por delante. Que habrá plazas de residencia suficientes para los mayores y guarderías para los pequeños. Que la igualdad entre hombres y mujeres no sea sólo el título de un apartado en los manuales oficiales. Que la justicia sea igual para todos y no distinta en función de los euros que cada uno atesore.
Sí, ya sé que me dirán que estoy soñando, o lo que es peor, que aún me dura la resaca de la pasada Nochevieja. Pero, ¿a que sería bonito? Digo yo que pensar no cuesta nada (de momento, que todo se andará).