Alegría en la casa del pobre
Tan poco acostumbrados como estamos los juntaletras de esta provincia a echarnos alguna buena noticia al ordenador, que llegue un jueves como el de este 25 de octubre y nos deje dos, eso es para echar cohetes.
Y digo esto porque nada más despertar el día podamos contarles que el paro ha bajado en la provincia en 5.500 personas en los últimos tres meses, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre, y minutos después poder contarles que los más de 60 millones de olivas (sí, digo intencionadamente olivas y no olivos, porque en mi pueblo decimos olivas) pueden dejar este año la segunda cosecha de la historia de la provincia, 685.000 toneladas de oro líquido, sólo por detrás de la cosecha de 2013/2014, que ostenta el récord hasta ahora con 751.000 toneladas, pues eso, que no está uno acostumbrado a ser mensajero de tan buenas noticias.
Esta mañana el optimismo parecía que había invadido el aire jienense y hasta los responsables públicos urgían a los periodistas a que salieran pitando de la rueda de prensa a trasladar la ‘buena nueva’ a la ciudadanía, tan acostumbrada a desayunarse cada día con la pérdida de algún tren y no me refiero exclusivamente a los de alta velocidad (que también), sino al cierre de empresas, a los polígonos que crían malvas, a los tranvías que no pasan, a las obras públicas que se eternizan o a las presas que acumulan agua mientras la aceituna se alcanza por póngame usted unas tuberías.
Pero no. Esta mañana todo era optimismo, y como la alegría dura poco en la casa del pobre, enmedio de ese optimismo, no faltaba quien caía en la cuenta de que con los actuales precios de 2,66 euros el kilo de aceite, ya podríamos tener un millón de toneladas de ese caldo que seguiremos de pobres. ¿Será bueno tener otro cosechón si eso sirve para que los de la boina sigan recibiendo esos precios? Y aviso, todavía hay mas de una y más de dos y más de tres de las cooperativas de esta provincia que no han vendido ni, en consecuencia, han liquidado el poquito aceite que recogieron esta campaña que acaba de terminar. ¿Serán capaces de vender casi el doble y defender unos precios razonables para el olivarero?. Eso es harina de otro costal.
Mientras, y no es que uno sea agorero o pesimista de nacimiento, lo único tangible, lo único que podemos ver y tocar (y eso siempre es una alegría) son los 60 millones de olivas del campo jienense cargadas con 3,1 millones de toneladas de aceituna que, con el rendimiento graso medio que dicen que va a tener del 21,7%, pues eso, unas 685.000 toneladas de aceite y 5.500 personas menos en el paro EPA. Y eso siempre es una alegría, aunque como suelen decir los ancianos del lugar, hasta que la aceituna no esté en el molino, no hagas cuentas.
Por eso, mientras tanto, dejemos que la alegría se mantenga en la casa del pobre. Y más ahora, cuando en el horizonte de los próximos meses nos esperan siete millones y medios de jornales para los aceituneros altivos de Jaén, que esos son los jornales que se necesitarán para recoger los 3,1 millones de toneladas de aceituna, aunque luego no lleguen a 4 millones los jornales cotizados realmente en las cuentas de la Seguridad Social de esta provincia. Ahí es nada!!