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Un estudio de la UJA revela que la apariencia del envase del aceite afecta a la percepción de calidad que tiene el consumidor

¿Influye la apariencia del envase en la idea que el consumidor tiene sobre la calidad del producto contenido? Pues sí, hasta en un 14%, según se recoge en un estudio elaborado por el grupo de Marketing de la Universidad de Jaén (UJA), con el profesor Francisco José Torres Ruiz al frente.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo diseñó un experimento con 88 consumidores a los que se les ofreció un mismo aceite de oliva virgen extra durante un proceso de cata, manipulando diferentes envases y rellenando un cuestionario.

Los resultados indican que la estética, la funcionalidad y la higiene, (referida a que la botella mantenga una apariencia limpia y sin goteos), de un envase influyen en la percepción de calidad del aceite. "Si se desea conseguir una percepción de calidad merece la pena considerar la influencia del envase en la misma", afirma Torres Ruiz.

Los participantes fueron personas jóvenes, de edades similares, y con un escaso o nulo conocimiento y experiencia en el proceso de cata de un aceite. Aunque, eso sí, se controló que todos estuvieran familiarizados con el sabor del aceite para evitar distorsiones culturales o de costumbres. A todos ellos, se les dieron instrucciones previas de cómo realizar la cata y se les ofreció el aceite en un vaso de plástico transparente. Pero viendo el envase del que procedía.

La encuesta contenía 32 características relacionadas con la valoración del envase y con las propiedades organolépticas del producto. En cuanto a lo primero, el envase, las cuestiones se referían a su ligereza, si resbala, si es fácil de coger y transportar, si es apropiado para regalo, si es novedoso, reutilizable o si conserva las características perceptivas del aceite como su color o sabor. El cuestionario para conocer la calidad del aceite contenía preguntas sobre la intensidad de la percepción y atributos como amargo, avinagrado, dulce, frutado, metálico o picante.

De los resultados se pueden extraen conclusiones relevantes para los comercializadores de aceites de oliva. Tal y como afirma los investigadores, "una gestión adecuada de estos elementos puede potenciar la calidad global del producto; mientras que una mala gestión puede hacer que aceites de buena calidad, desde el punto de vista organoléptico, no lo sean desde la perspectiva del consumidor".